Labor Day

09-03-2017Pastor's LetterFr. Don Kline, V.F.

Dear Brothers and Sisters,

I recently had an entire day off away from the parish. So I went to visit with my brother and his family. As I drove off for the day, I realized that I forgot my smart phone. I almost turned back, but thought twice. Perhaps, from time to time, I need to be less connected to my email, text messages and phone that seem to keep my priestly duties front and center.

It was an interesting and good day. I noticed that it was difficult to not be plugged in. I was nervous that some crisis was not being tended to, despite the fact that my capable Parochial Vicar, Fr. Daniel, was at the parish and ready for duty. By the end of the day, I realized too, that constant multitasking between work and leisure isn’t so leisurely. And that even doing my beloved priestly ministry, I have to live a life that balances work, faith, leisure, family and so on. It was a timely experience as we approached Labor Day.

Labor Day observances began on September 5, 1882, in New York City when ten thousand workers assembled for a parade. Workers and their families also celebrated with picnics, concerts, and speeches. Labor unions organized the event to demonstrate the strength of American workers and to seek improved working conditions, safety, reasonable hours and so on.

American workers were not alone. Pope Leo XIII released Rerum Novarum in 1891, the first of many papal encyclicals on work, as the industrial revolution swept across Europe. The relationship between employers and employees was changing dramatically. Individuals had become wealthy, but most remained poor even though they worked hard. Pope Leo XIII's encyclical spoke of the condition of the working class and their dignity as human beings. These principals still apply today.

Labor Day is a day of rest and relaxation, but also a pause for reflection. How do we view our work as participating in our faith? Can we articulate our work’s contribution to the common good of our community? Do we respect the human dignity of coworkers and employees by encouraging good working conditions and a living wage? How do we stand in solidarity with the workers throughout the world who lack humane working conditions that we value and respect as Americans?

Let us also pray for those seeking work this Labor Day. I found a prayer to St. Joseph for those seeking work.

Dear Saint Joseph, you were yourself once faced with the responsibility of providing the necessities of life for Jesus and Mary. Look down with fatherly compassion upon the unemployed in their anxiety. Please help them to find gainful employment, so that this heavy burden of concern will be lifted from their hearts and that they can soon provide for those whom God has entrusted to their care. Help us to guard against bitterness and discouragement, so that we may emerge from this trial spiritually enriched and with even greater blessings from God. Amen.

God Bless,

Fr. Don Kline, V.F.
Pastor

El Día del Trabajo

Queridos hermanos y hermanas,

Recientemente estuve un día completo lejos de la parroquia. Así que fui a visitar a mi hermano y a su familia. Mientras conducía, me di cuenta de que había olvidado mi celular. Casi me regreso, pero lo pensé dos veces. Tal vez, de vez en cuando, necesito estar menos conectado a mi telefono, correo electrónico y mensajes de texto, que parecen mantener mis deberes sacerdotales como la prioridad y mis labors como el centro de todo.

Fue un día interesante y bueno. Me di cuenta de que era difícil desconectarse. Estaba nervioso de que ocurriese una crisis, a pesar de que el vicario de mi parroquia el padre Daniel se encontraba alli. Al final del día, me di cuenta también, que me encuentro muy ocupado en el trabajo y no tengo tiempo de estar relajado. Que incluso haciendo las tareas de mi amado ministerio sacerdotal, debo llevar una vida con mas equilibrio. Entre el trabajo, la fe, el descanso, la familia y así sucesivamente. Fue una experiencia muy oportuna, cuando nos acercamos al Día del Trabajo.

Las celebraciones del Día del Trabajo comenzaron el 5 de septiembre de 1882, en Nueva York, cuando diez mil trabajadores se reunieron para un desfile. Los trabajadores y sus familias también celebraron con picnics, conciertos y discursos. Los sindicatos organizaron el evento para demostrar la fuerza de los trabajadores estadounidenses y para buscar mejores condiciones de trabajo: seguridad, horas razonables, etc. Los trabajadores estadounidenses no estaban solos. El Papa León XIII lanzó Rerum Novarum en 1891, la primera de muchas encíclicas papales sobre el trabajo, cuando la revolución industrial se extendió por toda Europa. La relación entre empleadores y empleados estaba cambiando dramáticamente. Los individuos se habían hecho ricos, pero la mayoría seguía siendo pobre aunque trabajaron duro. La encíclica del Papa León XIII hablaba de la condición de la clase obrera y de su dignidad como seres humanos. Estos principios todavía se aplican hoy.

El Día del Trabajo es un día de descanso y relajación, pero también una pausa para la reflexión. ¿Consideramos que nuestro trabajo participa con nuestra fe? ¿Podemos vincular la contribución de nuestro trabajo al bien común de nuestra comunidad? ¿Respetamos la dignidad humana de los compañeros de trabajo y los empleados fomentando buenas condiciones de trabajo y un salario digno? ¿Nos solidarizamos con las personas de todo el mundo que carecen de las condiciones laborales adecuadas de trabajo, que valoramos y respetamos como estadounidenses?

Oremos también por aquellos que buscan trabajo este Día del Trabajo. Les comparto la oración a San José para los que buscan trabajo.

Querido San José, Que fuiste una vez responsable de proveer las necesidades de vida de Jesús y María. Miranos con compasión paternal, sobretodo a los desempleados. Por favor ayúdelos a encontrar un empleo remunerado, para que esta pesada carga de preocupación sea levantada de sus corazones y que pronto puedan proveer a aquellos a quienes Dios ha confiado a su cuidado. Ayúdanos a protegernos de la amargura y el desánimo, para que podamos salir de esta prueba espiritualmente enriquecida, aun con mayores bendiciones de Dios. Amén.

Dios los bendiga,

Fr. Don Kline, V.F. Pastor

BACK TO LIST