Happy Sunday!
For the past year you may have noticed a few good men standing guard around areas of the parish property. Those volunteer men are our very own parishioners known as the Porters of Saint Joseph. The men allow our parish family the freedom, without distraction, to focus on worshiping our God in a safe and secure manner. In the event of a security or medical incident, these men are trained to achieve positive results and maintain a spirit of the overall Church mission.
The primary duties of our Porters is first to live holy lives themselves by leading their families towards heaven and then to stand post as guardians of the parish community. Their duties can be summed up with the two greatest commandments: “You shall love the Lord, your God, with all your heart, with all your soul, and with all your mind. This is the greatest and the first commandment. The second is like it: You shall love your neighbor as yourself.” (Matthew 22: 37-39)
As I continue to get to know these men, I am filled with gratitude for their initiative and desire to stand into the breach. One quotation from the handbook of the Porters describes a great commission to men: “Herein lies the fullness of masculinity; each Catholic man must be prepared to give himself completely, to charge into the breach, to engage in spiritual combat, to defend women, children, and others against the wickedness and snares of the Devil!” (Bishop Thomas Olmsted)
Thank you to the men who serve the one who serves! Each and every Porter has a story. Please pray for these men and their service to our parish family. And men, please pray and ask the Lord about responding to this possibility of standing guard for your parish. I pray that all men strengthen their guard at home.
Saint Joseph, terror of demons, pray for us!
Father Cruz
¡Feliz domingo!
Durante el año pasado, es posible que haya notado algunos buenos hombres haciendo guardia alrededor de las áreas de la propiedad parroquial. Esos hombres voluntarios son nuestros propios feligreses conocidos como los Porteadores de San José. Los hombres permiten a nuestra familia parroquial la libertad, sin distracciones, de concentrarse en adorar a nuestro Dios de una manera segura. En caso de un incidente médico o de seguridad, estos hombres están capacitados para lograr resultados positivos y mantener el espíritu de la misión general de la Iglesia.
El deber principal de nuestros porteadores es, primero, vivir una vida santa ellos mismos, guiando a sus familias hacia el cielo y luego ocupar el puesto de guardianes de la comunidad parroquial. Sus deberes se pueden resumir en los dos mandamientos más importantes: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” (Mateo 22: 37-39)
A medida que sigo conociendo a estos hombres, me siento lleno de gratitud por su iniciativa y deseo de llenar el vacío. Una cita del manual de los Porter describe una gran comisión para los hombres: “Aquí reside la plenitud de la masculinidad; ¡Cada católico debe estar preparado para entregarse completamente, para llenar la brecha, para entrar en combate espiritual, para defender a las mujeres, a los niños y a otros contra la maldad y las trampas del diablo! “Obispo Thomas Olmsted)
¡Gracias a los hombres que sirven al que sirve! Todos y cada uno de los Porter tienen una historia. Ore por estos hombres y su servicio a nuestra familia parroquial. Y hombres, por favor oren y pidan al Señor cómo responder a esta posibilidad de hacer guardia en su parroquia. Ruego que todos los hombres fortalezcan la guardia en casa.
¡San José, terror de los demonios, ruega por nosotros!
Padre Cruz
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