Lent 2017

03-05-2017Pastor's LetterFr. Don Kline, V.F.

Dear Brothers and Sisters,

“Lent is a new beginning, a path leading to the certain goal of Easter, Christ’s victory over death. This season urgently calls us to conversion. Christians are asked to return to God “with all their hearts” (Joel 2:12), to refuse to settle for mediocrity and to grow in friendship with the Lord. Jesus is the faithful friend who never abandons us. Even when we sin, he patiently awaits our return; by that patient expectation, he shows us his readiness to forgive (cf. Homily, 8 January 2016).

As we have perhaps experienced during former Lenten seasons, Lent is a time of conversion and also a time to grow in one’s faith. This Lent, Pope Francis invites us to look at the poor man and Lazarus. Our Lord is teaching us to see each person as a gift and to gratefully recognize his or her value. Seeing the poor not as a nuisance but a beloved son or daughter of God the Most High.

Lent is a time for us to open doors to all those in need and recognizing in them the face of Christ. As Pope Francis reminds us: “Each of us meets people like this every day. Each life that we encounter is a gift deserving acceptance, respect and love. The word of God helps us to open our eyes to welcome and love life, especially when it is weak and vulnerable.” But in order to do this, we have to take seriously what the Gospel tells us about the rich man.

The Holy Father reminded us last Lent that--feeding the hungry, visiting the sick, welcoming strangers, offering instruction, giving comfort and so on will be the things for which we will be judged. Thankfully we have so many ways to reach out to others at our parish--feeding their bodies and spirits.

Of course, our efforts at St. Joan of Arc are a part of a great fabric of ministries in the wider church that make the Catholic Church the greatest vehicle for charity in the world. In the United States alone, for example, well over 7,000,000 people are served through our food services. The church educates 2.6 million grade school and high students, as well as 720,000 collegiates yearly. One in 6 hospital patients are treated in our Catholic hospitals in each of the 50 states. These amazing numbers didn’t happen by Catholics standing around and patting themselves on the back. Instead it is our history of asking, “What more can I do?” Particularly this Lent, I hope you ask that question yourself.

I am grateful to God for the many generous ways that you responds to Our Lord’s invitation to serve Our Lord by feeding the hungry, visiting the sick, welcoming strangers, offering instruction and giving comfort.

God Bless,
Fr. Don Kline, V.F.

La Cuaresma 2107

Queridos hermanos y hermanas,

“La Cuaresma es un nuevo comienzo, un camino que nos lleva a un destino seguro: la Pascua de Resurrección, la victoria de Cristo sobre la muerte. Y en este tiempo recibimos siempre una fuerte llamada a la conversión: el cristiano está llamado a volver a Dios «de todo corazón” (Jl 2,12), a no contentarse con una vida mediocre, sino a crecer en la amistad con el Señor. Jesús es el amigo fiel que nunca nos abandona, porque incluso cuando pecamos espera pacientemente que volvamos a él y, con esta espera, manifiesta su voluntad de perdonar (cf. Homilía, 8 enero 2016).

Como hemos experimentado quizá en temporadas anteriores de Cuaresma, éste es un tiempo de conversión y además un tiempo para crecer en la Fe. Esta Cuaresma, el Papa Francisco nos invita a mirar al hombre pobre y a Lázaro. El Señor nos invita a ver a cada persona como un regalo y a reconocer con agradecimiento su valor. Mirando a los pobres no como una carga,sino como hijos amados de Dios Altísimo.

La Cuaresma es un tiempo para que abramos puertas a todos aquellos que tienen necesidad y a ver en ellos la cara de Cristo. Como nos dice el Papa Francisco: “Cada uno de nosotros conoce personas así cada día. Cada persona con la que nos topamos es un regalo que merece aceptación, respeto y amor. La Palabra de Dios nos ayuda a abrir los ojos y a dar la bienvenida y el amor a la vida, especialmente cuando ésta es frágil y vulnerable.” Pero para lograr esto, debemos tomarnos muy en serio lo que nos dice el Evangelio sobre el hombre rico.

El Santo Padre nos recordó en la pasada Cuaresma que, alimentar al hambriento, visitar al enfermo, acoger al forastero, enseñar al que no sabe, dar cobijo, etc., son las cosas por las que seremos juzgados. Gracias a Dios, aquí en la parroquia tenemos muchas formas de ayudarnos unos a otros en cuerpo y en alma.

Pero claro, nuestros esfuerzos en St. Joan of Arc son parte de una gran gama de ministerios de toda la iglesia, y que hacen que la Iglesia Católica sea el vehículo más grande de caridad en todo el mundo. Solamente en Estados Unidos, por ejemplo, más de 7,000,000 de personas comen de nuestros comedores gratuitos. La Iglesia educa 2.6 millones de niños en grados primaria, secundaria y preparatoria, así como también 720,000 estudiantes de universidad al año. Uno de seis pacientes hospitalizados son tratados en nuestra Iglesia Católica en cada uno de los 50 estados. Estos asombrantes números no llegaron por católicos que se han sentado a darse palmadas en la espalda. Al contrario, es parte de nuestro legado el preguntarnos, “Qué más puedo hacer?” Especialmente en esta Cuaresma, yo espero puedan hacerse esta pregunta.

Estoy muy agradecido a Dios por las muchas muestras de generosidad con las que ustedes responden al Señor esta invitación Suya de dar de comer al hambriento, visitar al enfermo, acoger al forastero, enseñar al que no sabe, y dar cobijo.

Dios los bendiga,
Fr. Don Kline, V.F.

BACK TO LIST