The Care of the Elderly

02-12-2017Pastor's LetterFr. Don Kline, V.F.

As I was typing this column for the bulletin, I received a phone call to visit one of our parishioners in thehospital.

With most phone calls of this sort, there is usually a series of health problems associated with aging. I amhonored to be able to visit those who are ill and in need of God’s mercy and love… especially when I can celebrate the sacraments of Confession, Holy Communion, and Anointing of the Sick with them and their family. There is usually a beautiful peace and experience of God’s goodness that accompanies thesevisits.

When I make these visits to our parishioners in hospitals, care facilities and residences; I wonder what elderly people do when they have no one to help them, no one to visit them.

Pope Francis recently said that, “In the west, scholars present the current century as ‘the century of old age’: there are fewer children and an increase in elderly people. This imbalance is a great challenge to contemporary society. And yet, a certain culture of profit insists on making the elderly appear to be a burden, an extra weight. They are not only unproductive; they are an encumbrance, and are to be discarded. And discarding them is sinful. We do not dare to say this openly, but it happens. There is something cowardly in this inurement to throwaway culture. We want to remove our growing fear of weakness and vulnerability, but in this way we increase in the elderly the anguish of being inadequately supported and abandoned.”

When I first was assigned to St. Joan of Arc, it seemed like most of us were younger. But as we all grow older,it is our Christian duty to notice the struggles, loneliness and needs of the elderly. This was something my parents taught me through their example. How good it was for my siblings to mow lawns,visit and do chores for aging relatives and friends. It’s good to access the needs of the elderly in your life and reach out to them.

All praise and glory are yours, Lord our God. For you have called us to serve you and one another in love. Bless our sick today so that they may bear their illness in union with Jesus' sufferings and restore them quickly to health. Bless those who have grown old in your service and give them courage and strength in their faith. Lead us all to eternal glory.

We ask this through our Lord Jesus Christ, Your Son, who lives and reigns with you and the Holy Spirit, one God, forever and ever.Amen.

God Bless,
Fr. Don Kline, V.F.
Pastor

El Cuidado de los Ancianos

Mientras escribía estas líneas para el boletín, recibí una llamada para visitar a uno de nuestros feligreses en elhospital.

En la mayoría de los casos en que recibo estas llamadas, hay una serie de problemas de salud asociados conla edad. Yo me siento muy honrado de poder visitar a aquellos que están enfermos y que tienen necesidad dela misericordia y el amor de Dios… especialmente cuando puedo celebrar los sacramentos de la Confesión, la Santa Comunión y la Unción de los Enfermos con ellos y sus familiares. Casi siempre se puede sentir una hermosa paz y una experiencia de la bondad de Dios que nos acompaña en estas visitas.

Cuando hago estas visitas a nuestros feligreses en el hospital, y otros centros de cuidado o residencias, mepregunto qué hacen las personas ancianas cuando no tienen quien les ayude o quién los visite.

El Papa Francisco dijo recientemente que, “En occidente, los expertos presentan este siglo como “el siglo de laancianidad”: hay menos niños y un aumento en el número de personas mayores. Este desbalance es un granreto para la sociedad contemporánea. De hecho, una parte de la cultura enfocada en la ganancia insiste enhacer que los ancianos aparezcan como una carga, y un peso extra. No son solamente improductivos, sino queademás son un impedimento, y deben ser descartados. Y descartarlos es un pecado. No nos atrevemos a deciresto abiertamente, pero si pasa. Hay una cierta cobardía en esta desviación por malgastar la cultura. Queremoshacera un lado nuestro miedo creciente hacia la debilidad y la vulnerabilidad, y de esta manera aumentamosen los ancianos la angustia de sentirse que no son apoyados adecuadamente y de sentirse y ser abandonados.

Cuando fui asignado por primera vez a St. Joan of Arc, parecía que la mayoría de nosotros éramos másjóvenes. Pero mientras que todos nos vamos haciendo más viejos, es nuestro deber como Cristianos poneratención a estas luchas, a la soledad y a las necesidades de los ancianos. Esto fue algo que mis padres meenseñaron desde pequeño con su ejemplo. Que bueno fue para mis hermanos podar pastos, visitar y hacerencargos para los ancianos de la familia y los amigos.

Es muy bueno que nos acerquemos y tengamos la iniciativa de servir en las necesidades de los ancianos ennuestra vida.

Toda la gloria es para ti, Señor Dios Nuestro. Puesto que Tú nos has llamado a servirte y a servirnos losunos a los otros en el amor. Bendice a nuestros enfermos hoy, para que ellos puedan soportar lasenfermedades en unión con los sufrimientos de Jesús, y que sean pronto restaurados en la salud.Bendice aquellos que han envejecido en tu servicio y dales valentía y fortaleza en la fe. Guíanos a todoshacia la gloria eterna. Te pedimos esto por Jesucristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que vive y reina Contigoen la unidad del Espíritu Santo, un Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Que Dios los Bendiga,
Fr. Don Kline, V.F.
Pastor

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