Freedom

07-07-2013Pastor's LetterFr. Don Kline

Dear Brothers and Sisters in Christ,

As we observe Independence Day celebrations every year, we hear the word freedom being bantered around a lot. But the problem is, in our country today, our understanding of what freedom is and what it is supposed to be used for is dramatically disordered. That is, we see freedom primarily, often only, as "freedom from." Ask many Americans today and they will most likely tell you that freedom means freedom from something or someone. Men and women have come to the United States for over 230 years to escape from tyranny and oppression—all good things.

Instead of only thinking about "freedom from" we, as Catholics, need to be thinking of, "freedom for what?" Moving away from the pitfalls of the "freedom from" mentality, we need to reflect this Independence Day on what freedom is ultimately for.

So what do we use freedom for? St. Paul reminds us, "For you were called for freedom, brothers and sisters, but do not use this freedom as an opportunity for the flesh; rather, serve one another through love."

In other words, our freedom is not something for us to revel in and boast about, and use selfishly—when it is all about me and my ability to pursue pleasure, glamour, fame and money. This would only mean we love freedom for freedom's sake and in the end, it really isn't freedom. It is selfishness disguised as freedom.

We don't love freedom, we as Christians are to love people. Our freedom enables us to love and serve our neighbor. Taken a step further, our freedom gives us the opportunity to choose to be enslaved in love—to really look for ways to outdo one another in charity and create a world for which the ancient Israelites, the early Christians, our nation's forefather, the hippies and all of us have truly longed.

In this sense, we need to see our freedom as a bit of a burden. Authentic freedom draws us to think of someone beside ourselves all the time and puts us at the service of others like so many have in our country. Authentic freedom is also in the service of the God who gave it to us. And in the end, the appropriate use of freedom becomes our greatest joy because we will have found the way to live a good, whole and holy life.

So let us pray for our country this week as we continue to pray for the preservation of religious freedom that is under attack. Let us ponder the "freedom from" statements in our lives and also add, "freedom for" to it.

God Bless,
Fr. Don Kline

 

La Libertad

Queridos Hermanas y Hermanos en Cristo,

Al observar las celebraciones del Día de la Independencia todos los años, escuchamos la palabra libertad tantas veces por todos lados. Pero el problema es que nuestro país hoy en día, nuestro entendimiento de lo que es la libertad y para lo que supuestamente debe de ser usada esta dramáticamente desorientada. Es decir, que vemos la libertad primordialmente, en ciertos casos, como "la libertad de". Pregúntele a cualquier estadounidense hoy en día y lo más probable es que le respondan que la libertad significa libertad de algo o de alguien. Hombres y mujeres han venido a los Estados Unidos por más de 230 años para escapar de la tiranía y opresión—todas esas cosas son buenas.

En lugar de solo pensar en la "libertad de", como Católicos, debemos de pensar en la mentalidad de la "¿Libertad para qué?". Alejándonos de los peligros de la mentalidad de la "libertad de" debemos de reflexionar en este Día de la Independencia en para que es realmente la libertad.

¿Entonces, para que usamos la libertad? San Pablo nos recuerda, "Nuestra vocación hermanos es la libertad. No hablo de esa libertad que encubre los deseos de la carne, sino del amor por el que nos hacemos esclavos unos de otros".

En otras palabras, nuestra libertad no es algo para que nosotros nos deleitemos y presumamos, y lo usemos egoístamente—como cuando todo es alrededor de mí y mi habilidad de lograr el placer, el glamor, la fama, y el dinero. Esto solo significa que amamos la libertad por el amor de la libertad y al final, no es realmente la libertad. Es egoísmo disfrazado de la libertad.

No se debe de amar a la libertad, como Cristianos debemos de amar a las personas. Nuestra libertad nos permite amar y servir al prójimo. Tomando un paso más, nuestra libertad nos da la oportunidad de escoger ser esclavos en el amor—el realmente buscar la manera de superarse unos a otros en la caridad y crear un mundo como el que los antiguos Israelitas, los primeros Cristianos, los antepasados de esta nación, los hippies y todos nosotros hemos realmente anhelado.

De esta manera, tenemos que ver la libertad un poco como una carga. La libertad autentica nos lleva a pensar en los demás antes que nosotros mismos y nos pone al servicio de los demás como tantos han hecho en nuestro país. La libertad autentica también es también ponernos al servicio de Dios, quien nos dio esa libertad. Y al final el uso adecuado de la libertad se convierte en nuestra mayor felicidad porque habremos encontrado la manera de vivir una vida buena, plena, y santa.

Así es que recemos por nuestro país esta semana a medida que continuamos orando por la preservación de la libertad de religión, la cual está bajo ataque. Reflexionemos sobre la "libertad de" en nuestras propias vidas y añadamos la "libertad para" envés.

Que Dios los bendiga,
Padre Don Kline

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